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CULTURA

  • La Feria del Libro Antiguo y de Ocasión llega a Sevilla y estará ubicada en la Plaza Nueva del 17 de noviembre al 9 de diciembre.
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Dependienta del puesto de Ramón Urbano, librería de Granada (Marisa Gómez)
Marisa Gómez Jiménez
SEVILLA
24/11/23

Librerías y editoriales españolas ofrecen ejemplares descatalogados, de segunda mano o joyas rescatadas del olvido. Además de libros de todo tipo, muchos de los puestos también ofrecen grabados, pósters, carteles y fotografías impresas. Eso sí, todo en papel.

 

Desde Tólstoi, pasando por Vargas Llosa y rozando nuevos escritores como Alessandro Gatti, la feria ofrece la posibilidad de leer sin límite de espacio ni tiempo. Hay escritos de todo género y formato: tebeos, cómics, periódicos, novela, ensayo, poesía o teatro. Están divididos por temática y precios aunque la mayoría no alcanza los cinco euros. Sin embargo, hay ejemplares más caros provistos de la garantía de la antigüedad y el orgullo de su autor.

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Cómics de edición histórica y recortables para niños (Marisa Gómez)

Los escritores pertenecen al hoy y al ayer, a pesar de que los libros que son obras maestras nunca caerán en el olvido. Esa fue la premisa de los libreros y libreras de Sevilla que fundaron la Asociación Amigos del Libro Antiguo en 1985. Sin ánimo de lucro, su objetivo era fomentar la cultura del libro y formalizar la organización del evento más longevo de nuestra ciudad: la Feria del Libro Antiguo y de Ocasión.

La primera edición de la Feria del Libro Antiguo y de Ocasión se celebró en 1977 gracias a los libreros Julio Alonso Muñoz y José Sardá. Los catalanes rescataron un evento que solo se celebraba en Madrid, Barcelona, Valencia y Bilbao, y lo trajeron a la capital hispalense gracias a Abelardo Linares, fundador de la librería Renacimiento

Una dedicatoria

La 46 edición de la feria está dedicada a Rebecca Buffuna, uno de los iconos del sector librero de Sevilla. Nació en California aunque sus orígenes son italianos y vino a nuestra ciudad para aprender español. Una serie de circunstancias hicieron que se quedara en la ciudad y fundara Trueque, una librería que ofrecía libros de segunda mano. La librera de viejo y lectora de siempre se instaló en el barrio de Santa Cruz y creó un espacio donde los amantes de siempre y los ignorantes de la lectura podían llenarse de inspiración y rozar, tocar e incluso oler la magia de las historias antiguas. 

Trueque era un hogar para estas historias y para todo lector fugitivo hasta que en 2011 cerró sus puertas y el año pasado falleció su fundadora, más conocida como Becky. Las pilas de incontables libros, las portadas mirando hacia todos lados, los papeles de cien tonalidades de blancos, beige o cremas y el aire con sabor a antiguo. El ambiente invitaba a pasarse horas y horas pasando las páginas de este o mejor de aquel libro, a descubrir todas las aventuras, misterios y dramas que escondían los ejemplares nerviosos por ser devorados. Las paredes de madera, barnizadas con la sabiduría de lo escrito, impedían que el tiempo entrase y corriera veloz y sin piedad. Se necesita tiempo y silencio para gozar de la sensibilidad necesaria para entender lo que una pluma puede susurrarle al papel. Trueque no era una librería para pobres: era un refugio de ricos. 

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Cartel de la 46º edición de la Feria del Libro Antiguo y de Ocasión colocado en Plaza Nueva (Marisa Gómez)

Tras la despedida de Becky, muchas otras librerías de segunda mano empezaron a emerger, algunas como una solución sostenible, otras como guardianas de la herencia de historias compartidas. Algunas de ellas, junto con otras librerías y espacios culturales forman parte de la Asociación del Libro Antiguo de Sevilla.

 El vínculo fomenta la cultura del libro impreso como patrimonio cultural y lo forman la librería de libros antiguos y de lance Alejandría, Libros Antiguos Antonio Bosch que ha cambiado varias veces de ubicación y ahora atiende con cita previa en la calle Don Alonso el Sabio; Librería Antonio Castro, Baena o Boteros, en los alrededores del centro. También es socia la tienda de Coleccionismo Don Cecilio, un auténtico portal al pasado, y la librería Colombre en la calle Esperanza de Triana, el callejón más escondido del barrio en el que “hacen posible el milagro”, como dicen ellos. Colombre es un proyecto editorial y un espacio de encuentro alrededor de la narración oral, el microteatro, el cine o la música. También tiene hueco en la lista una tiendecita que rescata grabados y mapas antiguos y que procede de Little Easton llamada Grabados Laurence Shand. Por último, librería Sur, Rola, Quilombo, Librería Anticuaria Los Terceros y el motor de las librerías de viejo, la mismísima Renacimiento, fundada por Abelardo Linares que hizo posible la primera Feria del Libro Antiguo y de Ocasión. 

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Novelas ordenadas de un puesto (Marisa Gómez)
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Uno de los puestos de la feria (Marisa Gómez)

Estas librerías son cruciales para la permanencia del libro impreso en la era digital en la que vivimos. Muchas de ellas también poseen un hueco en el mercado digital. Además de ser una oportunidad más económica para conseguir ejemplares a cinco o diez euros, también son la única vía para obtener primeras ediciones de grandes éxitos. Por último, estas tiendecitas tienen una meta que traspasa los objetivos mercantiles. Prometen al transeúnte un espacio de intercambio de historias, de culturas y de vidas.

Son hogares sin tiempo, que ofrecen más que un producto, un servicio de compartir una tarde agradable con todo aquel que quiera entrar. No entienden de prisas ni de apariencia y luchan contra los prejuicios del polvo y de las canas y garantizan que para una historia buena, el tiempo no pasa nunca. El tiempo literario es el que funciona en estas librerías “de viejo”, como las llaman, pero abiertas a todos porque, como dijo el célebre escritor argentino, “el verbo leer, como el verbo amar y el verbo soñar, no soporta el verbo imperativo”.

Galería de imágenes

Feria del Libro Antiguo y de Ocasión

Fotos: Marisa Gómez 
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